Ser fiel al aliento de vida que mora en
nosotros es la única forma real y verdadera de existir. ¿Qué es ser fiel al
aliento de vida? Cuando nos hemos perdido por el camino, cuando no encontramos
argumentos para tomar decisiones, incluso cuando nuestros argumentos son
contradictorios, o nuestros sentimientos son confusos, aún hay algo que nos
puede ayudar a saber qué hacer, algo que se encuentra en otro nivel, no es el
nivel emociones, ni el nivel racional, ni siquiera el conductual, sino el nivel
álmico, a eso me refiero con ser fiel al aliento de vida. Cuando nos
encontremos en un aparente callejón sin salida, es tan sólo eso, una
apariencia, no es real, porque lo único real es aquello que te impulsa y te da
vida. Es muy importante abrirse a esta comprensión. Al final se trata de
aceptar la vida para poder transcender todo lo que resulta en principio
incomprensible a la razón e incluso al corazón. Podemos contar con este recurso
si somos capaces de abrirle la puerta. Y si le abrimos paso entonces a través
de la intuición y a través de las revelaciones se manifiesta lo que hay que
hacer sin esfuerzo, sin conflicto.
Estamos
condicionados por nuestro funcionamiento neurológico, basado en la elaboración
de interpretaciones y conceptos sobre la vida y hemos de pasar al manejo de
dicho funcionamiento desde lo que realmente es la vida. La “importancia
personal” deriva de una conciencia basada en el ego provisto de creencias,
juicios, interpretaciones que no son la verdadera vida. Hemos de pasar de la
importancia personal al SER. “Yo soy” es lo único real. Y permitir que la vida
ocurra desde ahí. Y cuando la vida comienza a ocurrir desde ahí, la vida
comienza a tener sentido pues posee una intención, esa intención es vivir la
verdadera vida, repleta de paz, alegría y libertad interna. Así que si tenemos
dudas acerca de si estamos viviendo conforme a una vida real y no falsa,
comprobemos si cada situación, cada relación, se ajusta a esa intención que
viene de arriba, que podemos definir como intención superior. Y no será difícil
averiguarlo si comprobamos que se ajusta a una vida vivida desde la quietud,
desde la alegría y desde la libertad interna.
Cada vez que
lucho no es real, cada vez que tengo miedo, no es real, sino que es el ego y su
sistema de creencias el que está operando sin control. Así pues, ha llegado la
hora de la VERDAD, ha llegado la hora del SER.
Mi primer
libro se basa en el milagro de multiplicación de los panes y los peces con la
finalidad de encontrar una metáfora espectacular y práctica para nuestro desarrollo
personal, a través de la práctica de 7 Fortalezas. Actualmente, me he dado
cuenta de que dicho pasaje del Evangelio tiene una mayor transcendencia de la
inicialmente fui consciente. Cuando Jesús pregunta a sus discípulos “¿Cuántos
panes y peces tenéis?” en realidad está utilizando un lenguaje metafórico, hay
una metáfora sobre la metáfora global. En realidad, les está preguntando ¿Cuál
es vuestro Valor? Los panes y los peces representan la NO BÚSQUEDA, representan
el hecho de DESCANSAR EN EL SER. Es decir, basta con lo que eres, basta que te
centres en tu VALOR y en lo que has conseguido a través del Valor, que mires tu
jardín y encuentres ahí la ABUNDANCIA. Se acabó el CONFLICTO, se acabó el
compararse con otros, se acabó vivir la vida en clave externa.
Biológicamente
y desde el SER, ese impulso vital que representa nuestro VALOR, nuestra alma,
NO EXISTEN LOS PROBLEMAS, ya que éstos son una elaboración mental que
constituyen una apariencia de realidad. Desde el SER tan sólo existen PROCESOS,
la vida es un proceso destinado a MANIFESTAR Y EXTENDER EL VALOR, lo que yo SOY
sin mente, sin emoción, de manera natural, desde mi propio BRILLO. En el pasaje
del Evangelio al que antes aludía, hay un momento en el que Jesús, una vez que
los discípulos han identificado cuáles son sus panes y sus peces, les da una
orden: “id y dadles de comer”. Siguiendo con el significado metafórico, en
realidad Jesús está diciendo: Id y extender vuestro Valor.
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